domingo, 11 de marzo de 2012

CT3

Probablemente, muchos sabréis qué significan las siglas del título, sobre todo en el caso de profesionales de la traducción o de estudiantes de la misma rama. Para aquellos que no lo sepáis, se trata de un compendio de tres nuevas formas de traducción que han surgido recientemente cuyo objetivo principal es llevar a cabo un proyecto de traducción (normalmente amplio) con los recursos mínimos (tiempo y dinero).

En primer lugar, tenemos la llamada Traducción Comunitaria, que se trata de voluntarios o usuarios de un servicio específico que se unen para realizar un proyecto de traducción sin la ayuda de ningún profesional. Un caso típico de este tipo de traducción son los fansubs, es decir, el subtitulado de películas, documentales o series disponibles en internet.
En segundo lugar, la Traducción Colaborativa y el Crowdsourcing es, en términos generales, lo mismo que la Traducción Comunitaria salvo por la característica de que aquí sí se cuenta con la presencia de un profesional que supervisa el resultado final del proyecto. Este tipo de traducción se suele usar para las redes sociales (Facebook, Twitter, Tuenti...)

Una vez hecha esta aclaración, se abre el debate. ¿Debemos apoyar los traductores este tipo de traducción? ¿Nos perjudica o nos ayuda? ¿Es bueno abrirse a los nuevos métodos que nos ofrece el desarrollo de internet?
Existen multitud de opiniones enfrentadas con respecto a estos temas que analizan tanto las ventajas como las desventajas. Por mi parte, también he construido una opinión enfrentada sobre las siglas que titulan esta entrada...
Por un lado, estoy de acuerdo con que la falta de supervisión de un traductor perjudica gravemente el resultado final del producto y creo que la figura del traductor ya está suficientemente desprestigiada como para permitir que se manche aún más mediante estos métodos. Además, esto puede suponer que el volumen de trabajo de los profesionales disminuya considerablemente.
Por otro lado, soy de la opinión de que el mundo globalizado requiere un ritmo acelerado en algunas circunstancias, como es el caso de las redes sociales. En estos ámbitos, una traducción llevada a cabo por profesionales supondría un mayor tiempo invertido y, a mi parecer, los usuarios de estos medios prefieren la rapidez a la profesionalidad y tardanza, con toda la razón según mi opinión. También me gustaría añadir que habrá encargos (proyectos de carácter técnico, traducciones juradas, jurídicas...) que nunca sucumbirán a estos nuevos métodos, por lo que la figura del traductor no se verá apartada del mundo profesional.

En conclusión, mi opinión está dividida como consecuencia del análisis de los pros y los contras, pero considero que los traductores debemos aprovecharnos del desarrollo de nuevas técnicas de traducción al máximo, aunque a veces traigan consigo alguna desventaja.

Esta entrada ha surgido como reflexión de la lectura del artículo: Crowdsourcing, traducción colaborativa, comunitaria y CT3, redactado por Estefanía Pérez Jiménez y publicado en La Linterna del Traductor.
Disponible en: http://www.lalinternadeltraductor.org/n6/crowdsourcing-traduccion.html

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